Xavier Lucas
Xavier es químico computacional especializado en el diseño molecular de compuestos con fines terapéuticos. Tras 4 años en Roche, actualmente trabaja para Monte Rosa Therapeutics en el desarrollo de “molecular glue degraders”, una clase de compuestos químicos que, en lugar de inhibir proteínas, las eliminan de las células.
Vida profesional
P. ¿Nos podrías explicar brevemente tu carrera profesional hasta el día de hoy?
R. Estudié Química en Mallorca, y cursé un máster en Bioinformática entre Barcelona y Polonia. El doctorado lo hice en Freiburg (Alemania) poniendo el foco en diseño molecular, tema que amplié a los degradadores moleculares durante el postdoctorado en Dundee (Escocia). En 2018 me mudé a Basilea para trabajar en Roche en proyectos de desarrollo de fármacos en oncología, oftalmología, enfermedades neurodegenerativas, inmunología, etc. Recientemente, he empezado a trabajar en Monte Rosa Therapeutics.
P. ¿Por qué viniste a Suiza?
R. Coincidiendo con el fin de mi financiación postdoctoral (se me había concedido una beca Marie Skłodowska-Curie Actions de la UE), salió una oferta en Roche en la que encajaba mi perfil. Siempre había querido trabajar en una farmacéutica especializada en oncología, y siempre había soñado con contribuir al portfolio de fármacos de Roche. Cuando pasé el proceso de selección y me ofrecieron el puesto, no me lo pensé.
P. ¿Cuáles han sido los retos o desafíos más destacados en estos años como investigador?
R. Creo que la carrera científica tiene un fuerte componente vocacional y que requiere de mucha pasión, convicción y esfuerzo y de una buena dosis de suerte e intuición. Por eso, más allá de la inestabilidad que suele ser inherente a esta profesión, no puedo hablar de riesgo como tal. Los peores momentos los pasé en mi etapa más académica: siempre hay tensiones durante el doctorado y el postdoctorado, cuando el éxito de un proyecto recae sobre todo en tu propio desempeño.
P. ¿Cuál fue el detonante para que decidieses hacer la transición a industria?
R. Desde la carrera tenía claro que quería trabajar en la industria farmacéutica, pero tardé muchos años en tener un perfil que pudiera resultar atractivo para los reclutadores. Fue en parte a que mi postdoc lo hice con un investigador muy prometedor y con mucha ambición científica, que conseguí publicaciones en revistas científicas de gran impacto y por lo que obtuve una beca Marie-Curie. Añadir a mi CV mi especialización en degradadores moleculares fue clave para poder entrar en Roche.
P. ¿Qué aspectos del trabajo científico consideras que han mejorado al trabajar en industria?
R. Para mí, algunas de las mayores diferencias entre la academia y la industria farmacéutica son la eficiencia y la multidisciplinaridad. Como ejemplo, en contraste con el carácter generalmente individual de los proyectos académicos, en los proyectos en empresa suelen trabajar simultáneamente decenas de expertos de diferentes campos, lo que promueve el intercambio de ideas manteniendo un alto nivel de rigor científico. En la industria se busca la eficacia, pero la buena ciencia es primordial.
P. ¿Y cuáles han empeorado?
R. Algunos aspectos de trabajar en la industria pueden resultar frustrantes en comparación con la academia. A veces, las decisiones que se toman en un proyecto responden a factores estratégicos o financieros y no necesariamente a razones científicas; puedes encontrarte dedicando muchas horas a actividades y talleres que no se relacionan directamente con tu labor, por lo que priorizar es esencial; y cedes el control de la comunicación de tu investigación con el mundo exterior.
ACECH y tú
P. ¿Qué te ha aportado la ACECH?
R. La ACECH provee de una comunidad cuyos miembros comparten un origen, unos intereses, y unos valores parecidos y resulta un foro idóneo para darse a conocer y relacionarse con otros científicos del entorno. Lamentablemente el Covid-19 y las obligaciones profesionales han impedido que participara en varios de los debates y eventos de la Asociación.
P. ¿Cómo ves el futuro de la ACECH?
R. Es importante que la ACECH siga su excelente labor aglutinando perfiles variados de científicos, lo cual permite crear sinergias y poner en contacto talentos en el extranjero que participan de las nuevas formas de trabajar y seguir los últimos desarrollos científicos. También me parece esencial el papel que tiene la Asociación como asesora para el Ministerio de Ciencia y otras instituciones interesadas y como altavoz de las actividades de los científicos que nos encontramos en el extranjero.
Curiosidades sobre tí
P. ¿Si pudieras traerte algo de España a Suiza, que sería?
R. Me traería el Mediterráneo y algunas comidas (la tortilla, las croquetas, el marisco, l’escudella, …). También me traería la opción de tener lavadora en casa.
P. ¿Y de Suiza a España?
R. Me traería muchas cosas, incluyendo las opciones laborales que ofrece el mercado suizo, la idea de que todos los trabajos se merece un sueldo digno, el modelo de democracia directa, y el sistema de transporte público.
P. ¿Si tuvieses un superpoder, cuál sería? ¿Por qué?
R. Viajar en el tiempo, especialmente hacia el pasado.
P. ¿Con qué persona famosa te gustaría cenar?
R. Con Sir David Attenborough.
P. Algún dato curioso sobre tí – no profesional
R. Durante parte la carrera viví en un barco en Mallorca acompañado por una tortuga de tierra.
Conclusión final
P. ¿Qué consejo le darías a alguien que quiere venir a trabajar a Suiza?
R. Que haga un esfuerzo por integrarse y aprender el idioma del cantón y las tradiciones, ya que así enriquecerá mucho su tiempo aquí y la posibilidad de hacer amistades con gente local. También le diría que intente vivir la vida al estilo suizo en lugar de querer vivir una vida a la española aquí para evitar terminar frustrado.